viernes, 25 de junio de 2021

La amistad como verdadero tesoro del futuro conquistador. (Parte III)

 


Por: Jesús Kallinikos

En su campaña contra Iliria,  Alejandro demuestra la forma más conveniente de librar batallas, provocó no odio, ni rencor, sino un gran respeto por su figura. Ahí vivió con dureza y muchas penalidades. Filipo debió haber sabido cómo estaba su hijo por la red de espías y contactos que tenía, de igual forma se enteró que algunos de sus amigos acudieron a él, algo que probablemente preocupó en todos los sentidos a Filipo, como rey y como padre; no podemos negar que probablemente Filipo temió que Alejandro luchará por el trono.




Nunca las cosas estuvieron tan mal entre padre e hijo como en aquellos momentos, fueron los amigos el único sostén de Alejandro, el amor que todos se profesaban fue lo único que los impulsó  para renegar y ,en cierto sentido, convertirse en hombres fuera de la ley. Fue por un corintio llamado Demarato, que además era amigo de Alejandro, quien medió desde Pella entre padre e hijo para lograr que este último regresará a la corte. Su regreso marcó una reconciliación bastante sentida, ahora más que nunca Alejandro aumento la dependencia y el afecto a sus amigos, los amigos pagaron con la misma moneda. Filipo, irritado al ver la fortaleza de aquel lazo, no dudo en tildar a sus amigos como verdaderos traidores a su rey.  

 Aristóteles menciona que no todo puede amarse, solo lo amable es lo digno de ser amado. Existen tres causas por lo que los hombres aman, según el estagirita,  y estas son:  por lo bueno, lo agradable o lo útil, existe un afecto recíproco para cada una de estas formas y en cada una de ellas se desea un bien en la medida en que se quiere. Por ello la inclinación hacia una cosa inanimada no puede llamarse amistad porque de esto ni se obtiene reciprocidad ni se desea un bien a la cosa inanimada. Para que exista amistad debe haber de principio una disposición del uno con el otro y viceversa.  Aristóteles dice que aquella amistad fundada en la utilidad es la más común, no dice que es mala, sin embargo, no es la amistad principal. La amistad que nace fundada en el placer es propia de los jóvenes, cambia fácilmente porque al cambiar el carácter cambian también los placeres. Pero la amistad según la virtud es la amistad de los mejores.



La amistad primera  es una amistad de ida y de vuelta, una elección mutua. Porque el amado es amable con el que ama y viceversa. Las demás clases de amistad también se encuentran entre los animales y también entre hombres y animales domésticos. Para Aristóteles la primera amistad es la amistad única. 

Al poco tiempo de lo sucedido después de su regreso del exilio, Alejandro se enteró que Filipo había ofrecido la mano de su hermanastro Arrideo a la hija de un gobernador rebelde de Caria, que por entonces era una provincia persa, impresionado y creyendo que había sido desplazado en la línea sucesoria pidió a uno de sus amigos un griego y actor llamado Zetalo, que investigará en la provincia y ofreciera la mano de Alejandro, revelando que su hermanastro era un retrasado mental.

El resultado fue que ambos hermanos fueron rechazados y Filipo perdía de esta manera un aliado estratégico en su plan por conquistar Persia. Se dice que Filipo reprendió a Alejandro y le dijo que no pensaba sacarlo de la línea sucesoria, sí había ofrecido a su hermano era porque Alejandro no debía ser yerno de un simple gobernador.

Sin embargo, no toleraría que Alejandro ejerciera un poder que hiciera parecer a Filipo como alguien débil, decidió castigar a Alejandro donde Filipo sabía que le dolería, así que mandó al exilio a todos sus amigos menos  Hefestion y a Filotas el hijo de su mejor general, además que mandó a arrestar a Zetalo y pidió que fuera encadenado desde Corinto hasta Macedonia, dicen que eso hirió a Alejandro quien siempre pensaba que si alguien corría un riesgo con él, al menos debería también correr el riesgo juntos.



 Alejandro siempre se sentiría en deuda con Zetalo y dicen que durante el resto de su vida, su amigo fue recibido con toda clase de honores, Alejandro personalmente homenajeo al actor por todo lo vasto de su futuro imperio. Con respecto a Hefestión, Filipo consideraba lo mismo que Aristóteles, que era una buena influencia en Alejandro, además que, para Filipo podría servir como una clase de rehén. Debe mencionarse que Hefestión puede considerarse como un personaje al que no se le ha hecho la suficiente justicia, ya que no solo fue el amigo más cercano a Alejandro o, como fuentes muchos siglos posteriores harían de él, un simple amante, algo que nunca fue mencionado por los historiadores contemporáneos a Alejandro ni por las diversas columnas que tuvieron el resto de sus competidores o rivales. Hefestión fue el único de los alumnos de Aristóteles que mantuvo una correspondencia con el filósofo, se dice que se hizo un libro que se perdió en el tiempo con aquella correspondencia, igualmente Hefestión se mandaba correspondencia habitualmente con otro famoso filósofo de entonces, aunque no tan famoso actualmente, Jenócrates, quien fue el tercero al mando de la Academia, discípulo y amigo personal de Platón.



Hefestión obtuvo los más altos cargos en el ejército de Alejandro pero no le fueron dados desde un principio, como si los recibió algunos de sus amigos Tolomeo o Filotas. Nadie de los amigos tenía dudas de que el más cercano amigo a Alejandro era Hefestión, siempre cumplió con absoluta decencia y efectividad las tareas encomendadas y nadie recriminó ninguna falla en él, aún después de los años por ejemplo Ptolomeo nunca mencionó falla alguna pero también guardó silencio de las proezas. La muerte de Hefestión, ocurrida pocos meses antes de la propia muerte de Alejandro, provocó en el joven rey el colapso que por poco lo hizo enloquecer, Arriano nos dice que mandó a crucificar al médico que lo atendió. 

 

En cambio se dice de aquellos que quieren por interés, que estos no quieren al otro por lo que es sino en la medida  del bien que se  obtiene y esto sucede también con los que se aman por placer, estos últimos quieren al otro por lo agradable y no tanto por el carácter. En ambos casos  se busca lo que complace y es útil pero para ellos mismos y no por el modo de ser del amigo.

De igual manera no se puede pensar que una amistad perfecta surge en aquellos proclives a estar rodeado de personas porque para llegar a una amistad es necesario tener cierto grado de experiencia (haber compartido mucha sal) para ello es necesario llegar a una intimidad, todo ello solamente puede surgir donde el tiempo se prolonga porque solamente ahí ambas partes pueden ir ganando confianza y al mismo tiempo irse mostrando al otro.

Algo que en la amistad por placer o utilidad no puede ser porque tanto en aquella amistad que busca ciertos beneficios no dura en el tiempo, como aquella que es por placer que sí puede agradar a demasiados, sin embargo  entre estas dos existe más parecido a la amistad primera, en aquella que se da por placer porque mientras está brinde algo a ambas partes, se mantendrá pero si en algún momento el placer deja de mediar entre estos no habrá motivo para seguirse tolerando.


 

Bibliografía:

Lucio Flavio Arriano. (2001). Anábasis de Alejandro Magno. Madrid. España: Gredos.

Plutarco. (2000). Vidas paralelas Tomo VI. Madrid, España: Gredos.

Mary Renault. (1991). Alejandro Magno. Buenos Aires: Edhasa.

 



lunes, 14 de junio de 2021

Entre malvados y estúpidos




Jesús Kallinikos

Son tiempos de pandemia, aunque los peatones, entre calles, plazas y mercados parezcan indicarnos lo contrario. Y en países como el nuestro, México. Se nos intenta dividir entre una masa que sabe lo que quiere, “lo justo” y “lo bueno” (incluso si parece no ser así), y otra masa “privilegiada” que más bien parece un costal donde colocar a todos aquellos que no piensen igual que la tendencia “progresista”; cuando uno se detiene un poco, resulta no tan distinta aquellos que formaban la no tan antigua “mafia del poder”.

Pese a que la tendencia pareciera atomizar la existencia de los seres humanos no debemos olvidar lo que Aristóteles nos dijo acerca del hombre, el hombre no como género sino como espécimen y construcción sociocultural, el ser humano es un zoon politikón un animal político en tanto que solo puede alcanzar la felicidad mediante la comunidad política (esta comunidad política en los griegos englobaba una fuerte participación social siempre entorno a la poli).

La felicidad (aquella que se logra cultivando la virtud ética e intelectual) solo puede ser alcanzada mediante el desarrollo individual dentro de la comunidad, pero si nuestro destino es estar en comunidad ¿qué sucede con los diferentes tipos de individuos ante la socialización? ¿en qué medida estas socializaciones repercuten en la comunidad? Para responder apresuradamente la primera pregunta, se puede decir que existen diferentes clases de individuos que reaccionan de diferentes formas ante la socialización: existen a los que les resulta un tormento o al menos un gran esfuerzo tolerar a otros y existen quienes podrán desenvolverse sin aparentemente ningún problema, de igual forma habrá quienes no toleren en nada la soledad y les parezca una buena idea rodearse de quien sea con tal de no sentirse abrumados con ella.

Y si esto comienza a ponerse interesante hay que agregarle algunos condimentos dados por el italiano Carlo Cipolla, historiador económico quien además de legar estudios como la relación entre las epidemias y las cuestiones socioeconómicas ha dejado una joyita en torno a la estupidez humana. Cipolla piensa que las sociedades humanas se dividen en cuatro categorías de individuos: los incautos, los malvados, los inteligentes y los estúpidos.

Básicamente todo gira entorno del beneficio o el perjuicio que se pueda recibir o hacer no solo se limitará a beneficios o perjuicios económicos sino que se englobaran cualquier tipo de bienes como los emocionales por solo nombrar a alguno. Si uno se topa con alguien que ha logrado una ganancia en perjuicio de otro se estará frente a un malvado. Si se logra una ganancia y el que ejecutó la acción no logró nada se estará frente a un incauto. Si el que ejecutó una acción y ambas partes no obtuvieron nada de lo deseado estaremos ante un estúpido.

Caer víctima de un estúpido puede ser considerada la constante normal en el día a día de la socialización; si acaso existe otra posibilidad es toparnos con alguna clase de incauto, caer en momentos bochornosos, penosos, que nos saquen de nuestras casillas o que incluso nos provoquen un par de sonrisas o carcajadas suele ser la marca que dejan las personas estúpidas y aún más sorprendente es encontrar que estos individuos no obtendrán beneficio de sus actos e incluso atentaran contra sí mismos.

Lo más sorprendente es que, para Cipolla, el estúpido es un individuo del cual sus actos carecen de lógica o racionalidad. Un malvado para Cipolla puede ser mejor entendido y contrarrestado pues, aunque cuestionables y criticables, los actos de los malvados para Cipolla tendrán una formula racional donde solo querrán “chingarse algo en beneficio de estos” bastará saber qué es lo que quieren y ver los posibles caminos que existen para minimizar sus daños e incluso neutralizarlos.

El peligro más grande entonces viene de los estúpidos. Pues en muchas ocasiones las personas van saltando de una categoría a otra con respecto a su estar dentro de esto que llamamos vida. Existirán incluso grados dentro de las categorías pero un estúpido se mantendrá generalmente inmóvil porque su forma de actuar será siempre haciendo las mismas cosas y en muchos casos volando bajo el radar.

La primera ley con respecto a la estupidez dice: siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo. Y esto sucede por un fallo en la percepción que damos a las personas, además que la segunda ley le da soporte a la primera al decir: la probabilidad de que una persona determinada sea una estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona. Por tanto ni la educación o el ambiente social son factores que siquiera delimiten esto, de ahí que creamos que un prestigiado individuo (Doctor, músico, sacerdote, padre, maestro, gobernante o Don Chema el diestro carpintero) no sea una persona estúpida.

Dicho esto, la tercera ley indica: una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.

A partir de aquí podría resolverse la pregunta anteriormente planteada ¿en qué medida estas socializaciones repercuten en la comunidad? Todos los individuos tienen la capacidad en mayor o menor medida de inspirar o provocar que sucedan o dejen de suceder hechos o sucesos, lo mismo sucede con los estúpidos, pero el margen de daño corresponderá a la posición de poder en la que se encuentre este individuo.

Las formas en cómo actúan las personas estúpidas lo son primeramente bajo ataques por sorpresa y aun pese a que se logre vislumbrar un ataque de estos, la naturaleza propia de estos ataques que tienen aparentemente un fuerte sentido irracional hace que sea imposible armar una defensa y mucho menos pensar en un contrataque.

Pues algo de esta irracionalidad parte de que, a diferencia de los demás, (donde el inteligente se sabe inteligente, el malvado se sabe malvado e incluso el incauto es consciente de su naturaleza) el estúpido no se sabe estúpido. Por ello la quinta ley señala el estúpido es más peligroso que el malvado.

Pero no todo es culpa del estúpido, la cuarta ley dicta que las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como costosísimo error.

Posiblemente la historia e incluso las noticias estén llenas de estos ejemplos y los momentos de decadencia de una civilización no necesariamente indique un porcentaje mayor de individuos estúpidos o malvados sino más bien podría ser en parte por no entender la cuarta, la cuarta ley. Tanto en decadencia como en el momento más álgido de una civilización el número de estúpidos es el mismo. El detalle es que en los mejores momentos de una civilización tanto incautos como individuos inteligentes mantienen a raya a los otros dos mientras que en los momentos de declive de una sociedad o civilización es por la condescendencia, apatía y omisión de sus integrantes que los estúpidos se vuelven diligentes y emprendedores mientras que en las zonas de poder los malvados acceden a estos puestos, pero no llegan solos, a estos malvados también los acompaña un elevado grado de estupidez.



1.- imagen: Andrey Shatilov- Last Secret, extraída de enkil.org

martes, 1 de junio de 2021

La Foule Illuminé : Epifanía inspirada en una escultura de Raymond Mason

 


La tierra vacía, llena de estorbos, nunca fue tan amenazante como en la imagen de la masa; la masa siempre esta llena, esta tan llena que se ve negra, no es tanto una sustancia cuanto un ente que empieza como un demiurgo acéfalo y se descompondrá cuando menos se lo espere nadie en una gray goo ecofaga, en la masa individualizada. Hay algo de eléctrico en la masa también, como en las estereotípicas representaciones televisivas del monstruo de Frankenstein, algo reanimado por una fuerza tan brusca como un rayo, una animación que recuerda al febril vaivén de la canción “La foule” de Edith Piaf; no obstante, hay algo que separa a la multitud y la masa, son cosas bien distintas.

La Foule es el síntoma de una enfermedad aguda, la huella de un acto fallido de intensidad abrumadora, de rápida resolución. En la Foule la multitud esta desatada por el frenesí gozoso de la presunta llegada de un acontecimiento, un momento liminal que los libera y reúne, algo que encierra a los que participan de ella en la eternidad de un momento efímero que se prolonga a medida que se desea evitar que se marchite la promesa de un momento de durar para siempre. La Foule vive en la duración del arrebato.

¿Sería muy exagerado pensar que la primera mitad del siglo XX se vivió como una fiesta? A pesar de la gran guerra y la gran depresión, la relación de esta época histórica con la fiesta es indisoluble, un rastro de migas que lleva a casa, la primera mitad del siglo XX se sintió en casa en la fiesta, ninguna otra vivencia gano un matiz tan inimitable en este momento de la historia occidental. Un ejemplo: La Foule Illuminé de Raymond Mason.


Una luz exagerada ilumina y expone a los personajes en el frente de la escultura, los personajes en el fondo se ven sumidos en la sombra proyectada por los personajes iluminados, dan la espalda a los asombrados espectadores; están sumidos en otro tipo de frenesí, en la agresión, exaltación que, en su opacidad, sabe ofrecer la calma y la paciencia de la apatía. En cierto modo recuerda al tópico de la escala naturae, hay una diferencia crucial, la escalera de Mason no termina con el hombre como ser racional, tampoco con la perfección de los ángeles. 



Esta escalera se ve interrumpida por la discontinuidad de un suceso nunca antes visto; no se le dice a quién mira esta estatua cual es tal suceso, no se podría decir siquiera que los personajes en la escultura puedan dar una pista sobre el mismo; este suceso no develado podría  ser la llegada del fin de la historia o la presencia del übermensch nietzscheano en la plaza del mercado, podría ser la mayor revelación jamás vista, poco le importa a los ensombrecidos el nombre que le quieran poner.

Los personajes de Mason esperan el mañana sin ninguna gana de que el mañana en verdad llegue, en realidad, nada peor podría sucederles sino la llegada de aquel mañana que tanto deslumbra a los asombrados. Las figuras en los escalones más bajos de esta escultura no tienen ninguna duda encima de sus cabezas; absortos en sus dramas y tragedias habituales, dan espalda al acontecimiento. Han presenciado la llegada del mañana y saben que no es menos terrible ni menos cotidiano que el ayer.


La Foule no es el Volk del romanticismo alemán, mas no por eso llega a la pobreza de ánimo de las masas individualizadas de nuestro tiempo; forma parte de una heterocronía que derramará su ectoplasma espectral en las décadas que le siguen: evidencia de un camino de pisadas fantasmas que va desde la mansión en la que quedan atrapados los protagonistas del “Ángel exterminador” de Luis Buñuel hacia el punto de congelación del Hotel Overlook de “El resplandor”.

No es ninguna coincidencia que tanto la escultura como la película de Stanley Kubrick vieran la luz en la década de 1980. El espectro de la Foule persigue a las masas individualizadas en la irreversibilidad de la llegada del mañana, el mañana que llegó sin causar asombro, ni decepción, a pesar de toda la expectativa que se tenía de su catastrófica venida, la imposibilidad de sentir apatía como un gesto de resignación y la indefensión ante una nueva apatía que encuentra su origen en la imposibilidad de hacer algo tan sencillo como resignarse. Al menos en la Foule se compartía ese tiempo apático de la espera, nosotros estamos juntos en la masa individualizada, juntos sin tiempo, ni espacio para compartir.

Figuraciones: desde lo cinematográfico hasta la abstracción épica. ( Breve comentario sobre la obra de tres artistas que he encontrado en Galería 16)

En este post me dedicaré a comentar tres obras que han llamado mi atención al asistir a la inauguración de Galería 16, he decidido limitarme...