lunes, 13 de diciembre de 2021

Archivos apolillados: Comentario sobre "La extranjera" (1968) de Jean Carzou o prólogo a un mínimo comentario sobre el internet como espacio extranjero

 



Si hay algo extranjero en internet, esto ha de ser aquello que por más que lo busques no aparece, lo cual no ha de afirmar que la ciudadanía en internet se adquiere con el aparecer ante la búsqueda; por el contrario, internet nos ofrece todo excepto lo que buscamos. No obtenemos las repuestas que buscamos de internet, pero tampoco somos capaces de responder ante internet, ante lo que internet nos arroja no somos responsables; cuando no hay respuesta es porque no hay modo de entendernos, no hay lengua natal, en internet todos somos extranjeros.

Esto no es ajeno a la pintura en general, ni a esta obra en particular, porque la pintura en cuanto arte es sobre todas las cosas una expresión de hipótesis acerca de cómo la imaginación construye la vivencia como espacio.  No solo se hace el espacio desplegando una superficie habitable, un lugar abierto a los nuestro, el espacio también aparece como clausurador de perímetros, empuja sus bordes hacia el interior en respuesta a lo ajeno.

El primer malentendido respecto al extranjero como espacio, y sobre los extranjeros como apariciones en este mundo otro, es pensarlo como total apertura, ilimitada extensión e infinita diversidad.  Jean Carzou en esta pintura logra capturar y reunir en lo paralelo las múltiples dimensiones afectivas de la experiencia de lo ajeno: el extranjero como espacio cerrado, la mirada extranjera como clarividencia desinteresada, la relación entre extranjeros como relación entre irreconciliables y el espacio civilizado como infinitud accesible solo por asomo.

El extranjero se revela como espacio cerrado por medio de la precisa utilización de los dispositivos pictóricos que hacen del estilo de Carzou un estilo único; el más reconocible es la construcción de objetos por medio de líneas verticales, un rasgo que remite a una postura vitalista en cuanto presenta el desenvolvimiento en el espacio de la pintura de una fuerza anímica presente aun cuando los personajes están en reposo.

Las líneas verticales fuerzan la mirada a seguir una multiplicidad  de diminutas trayectorias que rebotan en los contornos de las figuras y espacios representados, este elemento de intensidad anímica se ve reforzado por el rojo de la habitación claustrofóbica; a pesar de que la escala de los personajes presenta el espacio de la habitación como un lugar extenso en lo que a profundidad se refiere, anímicamente hay una contradicción entre la inminente cercanía de los muros y lo lejano de la salida. Las distancias no se entienden por dimensiones sino por la acronicidad de la escena. Hay movimiento sin tiempo, las figuras están activas en su propio sitio, pero todo lo que acontece está ocurriendo al mismo tiempo, por lo que, en pocas palabras, en realidad no sucede nada.

Todas estas condiciones plasman un elemento clave en el fenómeno de lo extranjero, la no naturalidad en el espacio y en el tiempo, la pura inmanencia como situación paralizante. El estar en el extranjero no es un estar en un espacio indeterminado, por el contrario, es estar en el espacio más determinado de todos, los que acuden al extranjero están atravesados por una determinación negativa, aparecen en un no lugar, en los no lugares el espacio sin cambios no genera permanencia, funciona como inmanencia pura de lo pre-consciente y de lo inconsciente, el espacio no empieza ni termina, colapsa por completo en su instantaneidad.

En cuanto a la protagonista de esta pintura, lo primero que sale a relucir son sus rasgos felinos y la apertura de su tercer ojo. Sus facciones no solo reposan sobre el rostro, están escarbadas en la extranjera como si se tratara de una talla de madera. La boca se desborda a los lados, tensa como la cuerda de un equilibrista, los ojos enormes de iris negros, con una mirada mística y serena de mujer-gato de Baudelaire, y el tercer ojo cronométrico le coronan como habitante congénita del espacio que la encierra. Este tercer ojo solo sirve de signo para delatar la insustancialidad de la habitación, la existencia de la escena como espacio metafísico anterior a toda experiencia sensible. La mirada de sus ojos felinos observa sin capturar, está detenida y atenta a la apertura de las distancias como un encubrimiento del momento desventrado.

 El objeto de su mirada, la pareja de sombras que parecería contemplar la salida de la habitación, está orientado hacia el espacio abierto por su posibilidad de ser considerado como origen, espacio verdaderamente vacío e infinito en el que es posible el tiempo, los objetos, la materia, la luz… al menos en tanto su vacuidad permite al ser desplegarse.

Ese espacio al que mira la pareja de sombras, el que podría ser propiamente su espacio si no fueran extranjeros todos los personajes en esta escena, es espacio habitable, civilizado, porque carece de determinación única. El extranjero como espacio escénico, y los personajes en cuanto espacios por cuenta propia, están impedidos de ser cualquier otra cosa aparte de lo que ya son.

Un detalle en el que se puede notar la imposibilidad propia de lo extranjero es la carencia de oídos de la protagonista, no solo el espacio ha sido anulado por la absoluta presencia del rojo, tampoco hay posibilidad de silencio, llamamiento, o voz; solo hay contemplación ciega, serenidad aturdida, desinterés obsesionado, plenitud de riesgo del deseo. Si la salida fuera posible, si las sombras no estuvieran atadas al suelo, si no se estuviera más cerca de la mirada del espectador que del espacio de las posibilidades, si desear fuera posible, el deseo se cancela de forma premonitoria, hay peligro, pero solo en cuanto lo peligroso ha sido abortado.

Todas las distancias son insalvables en este contexto, la extranjera ve a las sombras, las sombras solo ven la salida, el espectador ve toda la escena, pero esta fuera del cuadro, la comunicación es imposible, incluso el testimonio. La ley predominante del extranjero, y habría que imaginar a este espacio como aquel en que nada ocurre fuera de la ley, se puede condensar en la siguiente sentencia: Aún entre extranjeros, los extranjeros siguen siendo extranjeros. Sentencia sin pronunciación, ley que ha desbordado los márgenes de la voz y que en lo mudo e inaudible deviene absoluta.

El estar se presenta como ley natural inapelable de las presencias simultaneas. Lo único que se ofrece como medio común es la extrañeza como afección. Entre extranjeros no hay relación mutua, pese a que tanto la pareja como la figura principal están relacionadas con el afuera, no es el mismo afuera, y aún si se hiciera la apuesta de traducir en un lenguaje de señas, posturas, miradas, orientaciones, esta traducción solo disolvería todo el evento sin ninguna alarma, no quedaría imagen a la que acudir siquiera para el ojo que se detiene en estos personajes.


Pero si el espacio interior es un mero aparecer colapsado, anterior a la percepción sensorial, una herida incurable en una imaginación de la vivencia al borde de la disolución ¿para qué ha de aparecer el espacio exterior? Si antes se ha hablado del espacio interior como espacio puramente fenomenológico de las prefiguraciones no es para abordar el espacio exterior como única existencia efectivamente real. Tanto espacio exterior e interior en esta obra se afirman como existencias efectivas, ambos comparten la misma cualidad ontológica. Esa pintura da con una de las verdades del surrealismo a las que menos se presta atención, el surrealismo nunca ha tenido como propósito la creación ingeniosa de fantasmagorías, ilusiones ópticas y tierras de cuentos de hada, no es un engañabobos; la gran contribución del surrealismo a la pintura fue y es su investigación de la prefiguración como momento visualizable.

El espacio afuera del extranjero funciona a manera de correlato dialectico, es lo que hace aparecer lo extranjero en cuanto extranjero, el más allá del extranjero nos hace cómplice; su no estar disponible ante la vista desde el interior del espacio extranjero es el elemento que priva de todo a los extranjeros.

Para entender esta complicidad con el más allá es necesario volver a la mirada del espectador como fin de la imagen construida, perímetro de la pintura, espacio seguro y propio, por que no hay nada más propio y unificador en la mirada que la externalidad del mirar. La composición de la pintura se coordina por medio de una división tripartita, desde lo más próximo hasta lo más ajeno, solo así se puede entender el más allá del extranjero como espacio guardián del exterior de la imagen.

En el principio nos vemos confrontados con la extranjera, la protagonista de la escena, el elemento lumínico que devela esta escena antes de mirarla. Esta figura aparece desde el nombre de la obra, está antes de aparecer y contrapone al espectador con su impenetrabilidad. Desvía la mirada, es este desviamiento el que atrapa el ojo en el espacio extranjero y su intensidad cromática.  En lo inmanente nada puede permanecer, pero lo inmanente no se va. Después de ello la mirada ahonda, se hunde, y el color colapsa sobre sí mismo, desmiente su imposibilidad.

 El desmentir no devuelve la mirada a su posición inicial, no le expulsa de la escena. El espacio sigue condicionado por la determinación negativa del primer momento de la contemplación, la imposibilidad no se disuelve con su develación, solo se hace evidente, por esta evidencia es posible que la salida se despliegue con una doble cara: como una imposibilidad para los personajes de la escena y como un retorno para la mirada del espectador.

Es aquí cuando se vuelve relevante el espacio más allá del extranjero como momento de cierre; mientras que el extranjero se nos presento en todo momento como proximidad asfixiante y privación, en el poco espacio que se nos da para ver el más allá podemos vislumbrar por asomo un mundo cohesionado y habitable, podemos suponerlo y proyectar el más allá del extranjero porque la mirada nos mueve hacia él en búsqueda de objetos permeables.

El más allá del extranjero sitia al espacio otro, clausura el perímetro por medio del umbral, si no hubiera umbral bien podría pensarse que el espacio rojo, aún en su apariencia claustrofóbica, es infinito. En este espacio que se asoma podemos distinguir estructuras humanas, sombras que pertenecen a objetos iluminados, la tierra se extiende separada del horizonte hasta el infinito en una unión que encuentra sin confundir, incluso cuando las figuras de este espacio no pertenecen a formas reconocibles del todo es posible reconocer la presencia del orden; un orden que no es natural, la naturaleza no es una fábrica de arcos de entrada, un orden racionalmente humano en el cual incluso las sombras de los objetos tienen una medida y un tiempo justo. El sol está en las sombras del exterior aun cuando no se le vea desde adentro del espacio extranjero.

Como espectador se forma parte de este orden que encierra. La imagen es siempre un espacio extranjero. Pensar la imagen conlleva pensar lo que esta ahí sin habitar, lo que retiramos del orden antes de configurar el espacio humano, esto remite a cuestionar ¿cuántos entes arrojados al extranjero permanecen cada vez que acudimos a él? y al mismo tiempo el “con” y el “contra” del peligro ontológico de los entes extranjeros: una vez reconocidos se disolverán y algo más aparecerá del lado conocido, una vez ignorados se disolverán en el olvido. El extranjero es un espacio liminal no del pasado, ni del futuro, sino en la extraña fusión del aquí y el ahora.

Demasiadas cosas se pierden de lo que podría decir sobre esta pintura, aquí sería justo mencionar mi olvido del lugar de la mujer en la iconografía surrealista y su ser presentada como paciente de lo extranjero en lo humano o la semántica del color dentro de las otras pinturas en la obra de Jean Carzou (Link al video en el que  hago un resumen de la vida y obra de Carzou https://www.youtube.com/watch?v=HkGriRo5XkQ ) sin embargo, he preferido hablar de esta pintura en parte por la razón que ha fijado mi atención en ella: es una metáfora brillante sobre nuestra condición como pacientes de nuestra época en general y como pacientes del internet en particular. En la próxima semana subiré una nota donde abordaré con más detalle la concepción de internet como un espacio extranjero para no hacer este texto tan largo y dedicarle la justa atención.

miércoles, 4 de agosto de 2021

Del concepto a la acción: 

 La inteligencia


Últimamente cuando veo un post leo los comentarios, algunas veces termino invadida de indignación y otras muerta de la risa. Este escrito surgió a partir de los comentarios que leí sobre el encuentro entre Chumel Torres y Diego Ruzzarin, que generó bastante revuelo en las redes de ambos. Dejaré de lado mi opinión sobre ellos y lo que en su plática ocurrió limitándome a tomar aquello que llamó mi atención tras las publicaciones de sus seguidores, esto es, el concepto de inteligencia*, pues algunos comentarios ante tal encuentro decían más o menos así:

 “No están al mismo nivel de inteligencia”, “...es superior en inteligencia”,”...es más inteligente que…” etc. 

Dadas las frases anteriores, una de las comparativas entre ambos youtubers (además de su espanglish) giró en torno a su “inteligencia”, por lo que pensé ¿Qué es la inteligencia? ¿Cuál es una muestra de inteligencia? 

La inteligencia se ha estudiado desde hace mucho tiempo pero aún no podemos definirla del todo ni a satisfacción de todos. Algunas concepciones han identificado a la inteligencia como: 

-El desarrollo de pensamientos abstractos. 
-La capacidad de responder a la realidad. 
-Mecanismo biológico relacionado a la conducta. 
-Grupo de procesos mentales como la percepción, sensación, memoria, imaginación y razonamiento. 

Si sometemos a una examinación socrática las concepciones anteriores, seguramente caeremos en cuenta que estamos manifestando características de la inteligencia, pero no se está diciendo qué es la inteligencia y quizá con ello regresemos al goce por seguir preguntando para encontrar una respuesta, y digo goce porque en verdad lo es, preguntar y preguntar sin encontrar respuesta viviendo el placer por tratar de responder. 

Dejando de lado el ejercicio favorito del famoso bebedor de cicuta, quiero ahora recurrir a David Perkins, quien es uno de los investigadores actuales de la inteligencia, la creatividad y su relación con la educación (temas que ha trabajado muy de cerca con Gardner, que no me gusta nadita). 

Perkins menciona que la inteligencia es una triada de dimensiones: neuronal, la experiencial y la dimensión reflexiva. La neuronal tiene que ver con las capacidades que tenemos configuradas desde el nacimiento, por lo que no hay mucho que hacer para desarrollarlas. La segunda, como bien lo dice su nombre, se relaciona con las experiencias que tenemos en el día a día y que hacen que vayamos estimulando nuestros procesos mentales. Finalmente, la inteligencia reflexiva es aquella que posee un individuo para manipular y modificar sus procesos mentales, algo así como las denominadas habilidades metacognitivas que involucran el control y la planeación a través de la selección de diversas estrategias que nos ayuden a resolver una situación. 

Por ahora, tenemos que Perkins puede ser la base que va más allá de una explicación sobre la inteligencia, pues sus componentes teóricos son el cimiento de muchos métodos de enseñanza y aprendizaje. Afortunadamente, las investigaciones siguieron y Perkins, al igual que muchos investigadores se dieron a la tarea de identificar los rasgos de este complejo elemento de los sujetos, tal es el caso de Robert Stemberg, que enlista los componentes para analizar la inteligencia del siguiente modo: 

-Metacomponentes: Son procesos de control que se usan para planificar y tomar las decisiones que resuelven un problema. 
-Componentes de desempeño: Son los procesos mediante los cuáles se implementan los planes elaborados por los metacomponentes, pero estos se usan al momento de ejecutar una tarea. 
-Componentes de adquisición, retención y transferencia que se encargan de aprender nueva información, recuperarla y llevarla a distintos contextos y situaciones. Con estos se generan los nuevos conocimientos y que al formarse generan unos nuevos componentes. 

Finalmente, me gustaría terminar esta parte de lo que llamo “cimientos teóricos para la acción docente”, con una sintética lista de las capacidades básicas para reconocer la inteligencia, que además de complementar a los autores anteriores, nos ayudarán a reflexionar sobre la inteligencia artificial o los dispositivos inteligentes. Dichas capacidades son: 

-Clasificación de patrones, lo cual requiere establecer categorías 
-Capacidad de modificar la conducta, es decir, adaptarse. 
-Capacidad de razonamiento deductivo, lo cual requiere realizar inferencias lógicas 
-Capacidad de razonamiento inductivo, es decir, ir más allá de la información que se nos brinda y es a través de esta característica que podemos derivar reglas generales. 
-Capacidad de desarrollar modelos conceptuales, estos son los que usamos para conocer e interpretar al mundo. 
-Capacidad de entendimiento, lo que implica establecer relaciones, reconocer las implicaciones, y el uso de la intuición. 

Ahora bien, este escrito no sólo trata de desquitar el sentir sobre mi encuentro con el concepto de inteligencia y las ideas que fluyen cuando escucho o leo a alguien referirse a un ser como inteligente, sino que de estos encuentros siempre brotan chispazos para la práctica docente. 

Efectivamente (confirmo para los lectores más hábiles), este texto sirve para plantearse muchas ideas que servirán en el aula y que es con lo que quiero terminar este escrito, pues mi reflexión se encaminó a construir la relación del concepto de inteligencia con el de educación escolar. 

¿Cómo usar este breve texto en la práctica docente?

Si pensamos en los alumnos, podemos generar debates sobre el concepto de inteligencia, o usar sus características para analizar si algo es inteligente o no, o incluso puede partirse de este texto como un ejemplo en sí mismo y proponer a nuestros alumnos la búsqueda de un concepto usado en redes y escribir sobre él, investigando y colocando algunas de sus características que sirvan para explicar o tomar una postura. 

Otro uso de este texto es que una vez que nos hemos acercado al concepto, seguir investigando y con ello implementar estrategias que ayuden al desarrollo de los procesos implicados con la inteligencia como son: resolver problemas, tomar decisiones, transferir el conocimiento. Incluso, antes de trabajar en el desarrollo de estos tres últimos, se puede buscar, investigar o crear técnicas y estrategias que permitan al alumno establecer categorías, encontrar reglas generales, establecer relaciones ya sea entre situaciones o conceptos. 

Las sugerencias anteriores, se pueden trabajar bajo la etiqueta de desarrollo de competencias, desarrollo de habilidades cognitivas, estimulación de la inteligencia, propiciar situaciones para el desarrollo intelectual etc. 

Lo anterior, va “tejido” a un contenido, nótese que se estaría partiendo de que el principal objetivo es el desarrollo de una habilidad cognitiva y a ella se le adjunta el contenido, por lo que la evaluación entonces sería esa valoración para saber qué tanto se ha desarrollado la habilidad intelectual que se puso al centro. 

Antes de colocar el punto final, me gustaría que se tomen estas líneas como un ejercicio que pueda multiplicarse con otros conceptos como el de ética, lo bello, la salud, el bienestar, la pobreza etc. Pero sobre todo, que invite al lector-docente a abrir sus sentidos en cada situación diaria porque en lo cotidiano, en lo simple, en lo superficial, también hay raíces para la innovación.

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* Para este escrito usaré uno de mis libros que considero base para la práctica docente o lo que he llamado “Pentateuco de la praxis docente: Libro I”, dejo por aquí la fuente citada como el dios de la citación lo pide: Enseñar a pensar : aspectos de la aptitud intelectual / Raymond S. Nickerson, David N. Perkins; Edward E. Smith - Barcelona : Paidós , 1998

lunes, 12 de julio de 2021

Gradiva: El delirio mitológico entre el psicoanálisis y el surrealismo| Introducción

 


Missi Alejandrina

Hay una necesidad de declararse en la ruina cuando le entran a uno las ganas de excavar, cuando se siente la urgencia de ver lo que hay debajo; Kobayashi Issa, el franciscanamente arruinado poeta japones, decía en un bellísimo haiku:

Todos en este mundo
en la cumbre de un infierno
¡A contemplar las flores!

Son achaques de la maldición (o de la mala dicción) lo que me impulsan a excavar entre mis notas y lecturas algunas pistas olvidadas sobre el delirio, uno de los males no invitados a la fiesta de desintoxicación que trae la higiene supuestamente secular del siglo XXI. Ha sido para bien que este siglo tenga en el olvido al delirio. Es el delirio lo que nos lleva a excavar para encontrar lo que esta ahí en la superficie, a plena vista, a excavar en lo ya desenterrado, el delirio mina el aire. Si se toma el haiku al pie de la letra uno se encuentra con lo fatal de la necesidad excavadora del delirio, quien mira flores no busca el infierno, esta parado sobre él, pero no lo nota, ni lo busca, los que contemplan las flores están embriagados de ingenuidad.

El delirante, por el contrario, es aquel que no puede mirar las flores, es aquel para el cual las flores se han convertido en el infierno y no solo las flores sino un gesto particular y fugaz de las mismas, un gesto que no puede encontrar y que no quisiera encontrar pero que le ha imbuido en un ansia de descubrimiento ante la cual no hay modo de resistirse. Para el delirante las flores nunca serán las flores, pero aun así querrá mirar las flores de una forma en la que solo él podría verlas, si le fuera dado el capturar su visibilidad fuera de las maquinaciones de su mente.

Traigo a cuenta este ejemplo, algo delirante en sí mismo, para ilustrar el furor causado, entre los surrealistas y Sigmund Freud, por un bajorrelieve romano al que se le dio el nombre de “Gradiva” o “la que camina”, nombre que obtiene por la novela en la que hace su primera aparición y que hace referencia al dios Mars Gradivus, el dios que marcha a la guerra. La novela en cuestión fue escrita por Wilhem Jensen, ardió como magma iridiscente en los sueños de cuatro figuras insignia del siglo veinte: Sigmund Freud, André Masson, Salvador Dalí y André Breton.
 


En la obra de Sigmund Freud la figura de Gradiva aparece en un texto titulado “El delirio y los sueños en la <<Gradiva>> de W.Jensen”, un texto que no suele ser traído mucho a cuenta de entre los análisis literarios en su extensa obra, opacado bajo la sombra de las referencias literarias más comunes a Sófocles o Hoffman, enterarse de este texto requiere de las habilidades detectivescas frecuentes en la labor arqueológica, su relevancia esta dibujada como un espejismo fugaz.

Empecemos por decir que es quizás en este texto en el que se da el reconocimiento, por parte del mismo Freud, de la ubicación del psicoanálisis como una practica más cercana al arte, y en especial a la literatura, que a la psiquiatría; esto se nota desde su primer comentario respecto al paralelismo entre sueños y las obras literarias, donde establece la presencia de sueños en la literatura como una fuente capaz de proporcionar mayor claridad en la interpretación del significado los sueños( por más que las tendencias psicológicas apegadas al modelo cientificista pudieran encontrar en ello motivo de burla).

Para Freud el poeta le lleva la delantera al científico en la indagación sobre los sueños porque estos son capaces de crear sueños en sus obras, algo que requiere de un conocimiento de los mecanismos y leyes que los hace funcionar e incluso, dando un salto mortal hacia atrás, su certeza acerca del funcionamiento de los sueños, continuaciones del pensar y sentir diurnos, como procesos dictados por leyes aún oscuras para aquel momento del desarrollo del psicoanálisis; la certeza sobre lo ilusorio de la noción del libre albedrio.

El teatro del libre albedrio es el asunto principal del delirio y su conexión con Gradiva, aquello por lo cual en su momento llego a fascinar a tantas mentes en su tiempo; esta figura femenina apunta principalmente a la marcha, pero, si el dios romano Mars Gradivus va en su caminar hacia la guerra, es al menos pertinente preguntar ¿A dónde camina Gradiva? No va a la guerra, no va al futuro, camina al templo, al recinto de los dioses, su caminar, no ella, es lo que invita al poeta hacia la persecución no de una figura sino de un instante.

Uno de los rasgos más importantes para Freud es su negación del Poeta como concepto unitario, no hay forma unitaria de hacer poesía porque el poeta, y más cuando crea sueños en su obra, no se mueve si no es por el efecto de un elemento convulsivo que le hace volver, repetir, excavar. Todo movimiento, por definición, es traumático y no se define tanto por lo que hay en ese movimiento tanto por lo que no pasa o no es posible encontrar en él, de ahí la fascinación con las estatuas, la ambición no de dar vida a lo pétreo sino el delirio de encontrar vida donde no la hay.

Las ensoñaciones de Freud hubieron de ejercer una gran fuerza sobre el movimiento surrealista, especialmente su énfasis en la negatividad del inconsciente con respecto a la conciencia y la amplia fascinación por el mundo de los sueños; sin embargo, para entender la relación de Gradiva y el surrealismo se debe hablar de un tópico pocas veces mencionado en este tipo de discusiones y ese es la interpretación de la mujer en las obras de estos artistas, reflejadas siempre como un insondable misterio de las fuerzas ocultas en lo humano en lugar de como agentes que sufren en carne propia las pasiones que encarnan. Ejemplo de ello es Salvador Dalí, quien, al asociar a la figura de Gradiva con su esposa, produjo obras con bastante potencial respecto a su concepto, pero mediocres y con planteamientos demasiado sentimentaloides en su ejecución final.
 

En la obra de André Masson, Gradiva estuvo involucrada en una reflexión más profunda e interesante sobre la dimensión carnal de la experiencia, algo más allá del gastado tópico de la mujer como encarnación del erotismo condensado. André Masson desarrollo un automatismo pictórico que contrastó e hizo más compleja la concepción del automatismo literario de André Breton. Para Breton el automatismo era un juego psicoanalítico relacionado con un abandono de la mente a sus propias riendas, con resultados que no ofrecen mucha posibilidad al debate y mucho más cercano al tono humorístico de los cadáveres exquisitos de Tristan Tzara; Masson aumentó la apuesta e hizo de su automatismo pictórico una exploración y confrontación de la dimensión dionisiaca del ser humano, algo mucho más cercano al pensamiento de Nietzsche que al psicoanálisis freudiano.

En las siguientes semanas estaré subiendo a manera semanal una serie de post ahondando de manera más detallada y formal los temas que apenas he mencionado aquí, tanto la relación entre Sigmund Freud y André Masson con este mito del siglo pasado, la concepción freudiana de lo poético y, de ser posible, la contraposición entre la concepción del automatismo de Breton, Dalí y Masson.








viernes, 25 de junio de 2021

La amistad como verdadero tesoro del futuro conquistador. (Parte III)

 


Por: Jesús Kallinikos

En su campaña contra Iliria,  Alejandro demuestra la forma más conveniente de librar batallas, provocó no odio, ni rencor, sino un gran respeto por su figura. Ahí vivió con dureza y muchas penalidades. Filipo debió haber sabido cómo estaba su hijo por la red de espías y contactos que tenía, de igual forma se enteró que algunos de sus amigos acudieron a él, algo que probablemente preocupó en todos los sentidos a Filipo, como rey y como padre; no podemos negar que probablemente Filipo temió que Alejandro luchará por el trono.




Nunca las cosas estuvieron tan mal entre padre e hijo como en aquellos momentos, fueron los amigos el único sostén de Alejandro, el amor que todos se profesaban fue lo único que los impulsó  para renegar y ,en cierto sentido, convertirse en hombres fuera de la ley. Fue por un corintio llamado Demarato, que además era amigo de Alejandro, quien medió desde Pella entre padre e hijo para lograr que este último regresará a la corte. Su regreso marcó una reconciliación bastante sentida, ahora más que nunca Alejandro aumento la dependencia y el afecto a sus amigos, los amigos pagaron con la misma moneda. Filipo, irritado al ver la fortaleza de aquel lazo, no dudo en tildar a sus amigos como verdaderos traidores a su rey.  

 Aristóteles menciona que no todo puede amarse, solo lo amable es lo digno de ser amado. Existen tres causas por lo que los hombres aman, según el estagirita,  y estas son:  por lo bueno, lo agradable o lo útil, existe un afecto recíproco para cada una de estas formas y en cada una de ellas se desea un bien en la medida en que se quiere. Por ello la inclinación hacia una cosa inanimada no puede llamarse amistad porque de esto ni se obtiene reciprocidad ni se desea un bien a la cosa inanimada. Para que exista amistad debe haber de principio una disposición del uno con el otro y viceversa.  Aristóteles dice que aquella amistad fundada en la utilidad es la más común, no dice que es mala, sin embargo, no es la amistad principal. La amistad que nace fundada en el placer es propia de los jóvenes, cambia fácilmente porque al cambiar el carácter cambian también los placeres. Pero la amistad según la virtud es la amistad de los mejores.



La amistad primera  es una amistad de ida y de vuelta, una elección mutua. Porque el amado es amable con el que ama y viceversa. Las demás clases de amistad también se encuentran entre los animales y también entre hombres y animales domésticos. Para Aristóteles la primera amistad es la amistad única. 

Al poco tiempo de lo sucedido después de su regreso del exilio, Alejandro se enteró que Filipo había ofrecido la mano de su hermanastro Arrideo a la hija de un gobernador rebelde de Caria, que por entonces era una provincia persa, impresionado y creyendo que había sido desplazado en la línea sucesoria pidió a uno de sus amigos un griego y actor llamado Zetalo, que investigará en la provincia y ofreciera la mano de Alejandro, revelando que su hermanastro era un retrasado mental.

El resultado fue que ambos hermanos fueron rechazados y Filipo perdía de esta manera un aliado estratégico en su plan por conquistar Persia. Se dice que Filipo reprendió a Alejandro y le dijo que no pensaba sacarlo de la línea sucesoria, sí había ofrecido a su hermano era porque Alejandro no debía ser yerno de un simple gobernador.

Sin embargo, no toleraría que Alejandro ejerciera un poder que hiciera parecer a Filipo como alguien débil, decidió castigar a Alejandro donde Filipo sabía que le dolería, así que mandó al exilio a todos sus amigos menos  Hefestion y a Filotas el hijo de su mejor general, además que mandó a arrestar a Zetalo y pidió que fuera encadenado desde Corinto hasta Macedonia, dicen que eso hirió a Alejandro quien siempre pensaba que si alguien corría un riesgo con él, al menos debería también correr el riesgo juntos.



 Alejandro siempre se sentiría en deuda con Zetalo y dicen que durante el resto de su vida, su amigo fue recibido con toda clase de honores, Alejandro personalmente homenajeo al actor por todo lo vasto de su futuro imperio. Con respecto a Hefestión, Filipo consideraba lo mismo que Aristóteles, que era una buena influencia en Alejandro, además que, para Filipo podría servir como una clase de rehén. Debe mencionarse que Hefestión puede considerarse como un personaje al que no se le ha hecho la suficiente justicia, ya que no solo fue el amigo más cercano a Alejandro o, como fuentes muchos siglos posteriores harían de él, un simple amante, algo que nunca fue mencionado por los historiadores contemporáneos a Alejandro ni por las diversas columnas que tuvieron el resto de sus competidores o rivales. Hefestión fue el único de los alumnos de Aristóteles que mantuvo una correspondencia con el filósofo, se dice que se hizo un libro que se perdió en el tiempo con aquella correspondencia, igualmente Hefestión se mandaba correspondencia habitualmente con otro famoso filósofo de entonces, aunque no tan famoso actualmente, Jenócrates, quien fue el tercero al mando de la Academia, discípulo y amigo personal de Platón.



Hefestión obtuvo los más altos cargos en el ejército de Alejandro pero no le fueron dados desde un principio, como si los recibió algunos de sus amigos Tolomeo o Filotas. Nadie de los amigos tenía dudas de que el más cercano amigo a Alejandro era Hefestión, siempre cumplió con absoluta decencia y efectividad las tareas encomendadas y nadie recriminó ninguna falla en él, aún después de los años por ejemplo Ptolomeo nunca mencionó falla alguna pero también guardó silencio de las proezas. La muerte de Hefestión, ocurrida pocos meses antes de la propia muerte de Alejandro, provocó en el joven rey el colapso que por poco lo hizo enloquecer, Arriano nos dice que mandó a crucificar al médico que lo atendió. 

 

En cambio se dice de aquellos que quieren por interés, que estos no quieren al otro por lo que es sino en la medida  del bien que se  obtiene y esto sucede también con los que se aman por placer, estos últimos quieren al otro por lo agradable y no tanto por el carácter. En ambos casos  se busca lo que complace y es útil pero para ellos mismos y no por el modo de ser del amigo.

De igual manera no se puede pensar que una amistad perfecta surge en aquellos proclives a estar rodeado de personas porque para llegar a una amistad es necesario tener cierto grado de experiencia (haber compartido mucha sal) para ello es necesario llegar a una intimidad, todo ello solamente puede surgir donde el tiempo se prolonga porque solamente ahí ambas partes pueden ir ganando confianza y al mismo tiempo irse mostrando al otro.

Algo que en la amistad por placer o utilidad no puede ser porque tanto en aquella amistad que busca ciertos beneficios no dura en el tiempo, como aquella que es por placer que sí puede agradar a demasiados, sin embargo  entre estas dos existe más parecido a la amistad primera, en aquella que se da por placer porque mientras está brinde algo a ambas partes, se mantendrá pero si en algún momento el placer deja de mediar entre estos no habrá motivo para seguirse tolerando.


 

Bibliografía:

Lucio Flavio Arriano. (2001). Anábasis de Alejandro Magno. Madrid. España: Gredos.

Plutarco. (2000). Vidas paralelas Tomo VI. Madrid, España: Gredos.

Mary Renault. (1991). Alejandro Magno. Buenos Aires: Edhasa.

 



lunes, 14 de junio de 2021

Entre malvados y estúpidos




Jesús Kallinikos

Son tiempos de pandemia, aunque los peatones, entre calles, plazas y mercados parezcan indicarnos lo contrario. Y en países como el nuestro, México. Se nos intenta dividir entre una masa que sabe lo que quiere, “lo justo” y “lo bueno” (incluso si parece no ser así), y otra masa “privilegiada” que más bien parece un costal donde colocar a todos aquellos que no piensen igual que la tendencia “progresista”; cuando uno se detiene un poco, resulta no tan distinta aquellos que formaban la no tan antigua “mafia del poder”.

Pese a que la tendencia pareciera atomizar la existencia de los seres humanos no debemos olvidar lo que Aristóteles nos dijo acerca del hombre, el hombre no como género sino como espécimen y construcción sociocultural, el ser humano es un zoon politikón un animal político en tanto que solo puede alcanzar la felicidad mediante la comunidad política (esta comunidad política en los griegos englobaba una fuerte participación social siempre entorno a la poli).

La felicidad (aquella que se logra cultivando la virtud ética e intelectual) solo puede ser alcanzada mediante el desarrollo individual dentro de la comunidad, pero si nuestro destino es estar en comunidad ¿qué sucede con los diferentes tipos de individuos ante la socialización? ¿en qué medida estas socializaciones repercuten en la comunidad? Para responder apresuradamente la primera pregunta, se puede decir que existen diferentes clases de individuos que reaccionan de diferentes formas ante la socialización: existen a los que les resulta un tormento o al menos un gran esfuerzo tolerar a otros y existen quienes podrán desenvolverse sin aparentemente ningún problema, de igual forma habrá quienes no toleren en nada la soledad y les parezca una buena idea rodearse de quien sea con tal de no sentirse abrumados con ella.

Y si esto comienza a ponerse interesante hay que agregarle algunos condimentos dados por el italiano Carlo Cipolla, historiador económico quien además de legar estudios como la relación entre las epidemias y las cuestiones socioeconómicas ha dejado una joyita en torno a la estupidez humana. Cipolla piensa que las sociedades humanas se dividen en cuatro categorías de individuos: los incautos, los malvados, los inteligentes y los estúpidos.

Básicamente todo gira entorno del beneficio o el perjuicio que se pueda recibir o hacer no solo se limitará a beneficios o perjuicios económicos sino que se englobaran cualquier tipo de bienes como los emocionales por solo nombrar a alguno. Si uno se topa con alguien que ha logrado una ganancia en perjuicio de otro se estará frente a un malvado. Si se logra una ganancia y el que ejecutó la acción no logró nada se estará frente a un incauto. Si el que ejecutó una acción y ambas partes no obtuvieron nada de lo deseado estaremos ante un estúpido.

Caer víctima de un estúpido puede ser considerada la constante normal en el día a día de la socialización; si acaso existe otra posibilidad es toparnos con alguna clase de incauto, caer en momentos bochornosos, penosos, que nos saquen de nuestras casillas o que incluso nos provoquen un par de sonrisas o carcajadas suele ser la marca que dejan las personas estúpidas y aún más sorprendente es encontrar que estos individuos no obtendrán beneficio de sus actos e incluso atentaran contra sí mismos.

Lo más sorprendente es que, para Cipolla, el estúpido es un individuo del cual sus actos carecen de lógica o racionalidad. Un malvado para Cipolla puede ser mejor entendido y contrarrestado pues, aunque cuestionables y criticables, los actos de los malvados para Cipolla tendrán una formula racional donde solo querrán “chingarse algo en beneficio de estos” bastará saber qué es lo que quieren y ver los posibles caminos que existen para minimizar sus daños e incluso neutralizarlos.

El peligro más grande entonces viene de los estúpidos. Pues en muchas ocasiones las personas van saltando de una categoría a otra con respecto a su estar dentro de esto que llamamos vida. Existirán incluso grados dentro de las categorías pero un estúpido se mantendrá generalmente inmóvil porque su forma de actuar será siempre haciendo las mismas cosas y en muchos casos volando bajo el radar.

La primera ley con respecto a la estupidez dice: siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo. Y esto sucede por un fallo en la percepción que damos a las personas, además que la segunda ley le da soporte a la primera al decir: la probabilidad de que una persona determinada sea una estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona. Por tanto ni la educación o el ambiente social son factores que siquiera delimiten esto, de ahí que creamos que un prestigiado individuo (Doctor, músico, sacerdote, padre, maestro, gobernante o Don Chema el diestro carpintero) no sea una persona estúpida.

Dicho esto, la tercera ley indica: una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.

A partir de aquí podría resolverse la pregunta anteriormente planteada ¿en qué medida estas socializaciones repercuten en la comunidad? Todos los individuos tienen la capacidad en mayor o menor medida de inspirar o provocar que sucedan o dejen de suceder hechos o sucesos, lo mismo sucede con los estúpidos, pero el margen de daño corresponderá a la posición de poder en la que se encuentre este individuo.

Las formas en cómo actúan las personas estúpidas lo son primeramente bajo ataques por sorpresa y aun pese a que se logre vislumbrar un ataque de estos, la naturaleza propia de estos ataques que tienen aparentemente un fuerte sentido irracional hace que sea imposible armar una defensa y mucho menos pensar en un contrataque.

Pues algo de esta irracionalidad parte de que, a diferencia de los demás, (donde el inteligente se sabe inteligente, el malvado se sabe malvado e incluso el incauto es consciente de su naturaleza) el estúpido no se sabe estúpido. Por ello la quinta ley señala el estúpido es más peligroso que el malvado.

Pero no todo es culpa del estúpido, la cuarta ley dicta que las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como costosísimo error.

Posiblemente la historia e incluso las noticias estén llenas de estos ejemplos y los momentos de decadencia de una civilización no necesariamente indique un porcentaje mayor de individuos estúpidos o malvados sino más bien podría ser en parte por no entender la cuarta, la cuarta ley. Tanto en decadencia como en el momento más álgido de una civilización el número de estúpidos es el mismo. El detalle es que en los mejores momentos de una civilización tanto incautos como individuos inteligentes mantienen a raya a los otros dos mientras que en los momentos de declive de una sociedad o civilización es por la condescendencia, apatía y omisión de sus integrantes que los estúpidos se vuelven diligentes y emprendedores mientras que en las zonas de poder los malvados acceden a estos puestos, pero no llegan solos, a estos malvados también los acompaña un elevado grado de estupidez.



1.- imagen: Andrey Shatilov- Last Secret, extraída de enkil.org

martes, 1 de junio de 2021

La Foule Illuminé : Epifanía inspirada en una escultura de Raymond Mason

 


La tierra vacía, llena de estorbos, nunca fue tan amenazante como en la imagen de la masa; la masa siempre esta llena, esta tan llena que se ve negra, no es tanto una sustancia cuanto un ente que empieza como un demiurgo acéfalo y se descompondrá cuando menos se lo espere nadie en una gray goo ecofaga, en la masa individualizada. Hay algo de eléctrico en la masa también, como en las estereotípicas representaciones televisivas del monstruo de Frankenstein, algo reanimado por una fuerza tan brusca como un rayo, una animación que recuerda al febril vaivén de la canción “La foule” de Edith Piaf; no obstante, hay algo que separa a la multitud y la masa, son cosas bien distintas.

La Foule es el síntoma de una enfermedad aguda, la huella de un acto fallido de intensidad abrumadora, de rápida resolución. En la Foule la multitud esta desatada por el frenesí gozoso de la presunta llegada de un acontecimiento, un momento liminal que los libera y reúne, algo que encierra a los que participan de ella en la eternidad de un momento efímero que se prolonga a medida que se desea evitar que se marchite la promesa de un momento de durar para siempre. La Foule vive en la duración del arrebato.

¿Sería muy exagerado pensar que la primera mitad del siglo XX se vivió como una fiesta? A pesar de la gran guerra y la gran depresión, la relación de esta época histórica con la fiesta es indisoluble, un rastro de migas que lleva a casa, la primera mitad del siglo XX se sintió en casa en la fiesta, ninguna otra vivencia gano un matiz tan inimitable en este momento de la historia occidental. Un ejemplo: La Foule Illuminé de Raymond Mason.


Una luz exagerada ilumina y expone a los personajes en el frente de la escultura, los personajes en el fondo se ven sumidos en la sombra proyectada por los personajes iluminados, dan la espalda a los asombrados espectadores; están sumidos en otro tipo de frenesí, en la agresión, exaltación que, en su opacidad, sabe ofrecer la calma y la paciencia de la apatía. En cierto modo recuerda al tópico de la escala naturae, hay una diferencia crucial, la escalera de Mason no termina con el hombre como ser racional, tampoco con la perfección de los ángeles. 



Esta escalera se ve interrumpida por la discontinuidad de un suceso nunca antes visto; no se le dice a quién mira esta estatua cual es tal suceso, no se podría decir siquiera que los personajes en la escultura puedan dar una pista sobre el mismo; este suceso no develado podría  ser la llegada del fin de la historia o la presencia del übermensch nietzscheano en la plaza del mercado, podría ser la mayor revelación jamás vista, poco le importa a los ensombrecidos el nombre que le quieran poner.

Los personajes de Mason esperan el mañana sin ninguna gana de que el mañana en verdad llegue, en realidad, nada peor podría sucederles sino la llegada de aquel mañana que tanto deslumbra a los asombrados. Las figuras en los escalones más bajos de esta escultura no tienen ninguna duda encima de sus cabezas; absortos en sus dramas y tragedias habituales, dan espalda al acontecimiento. Han presenciado la llegada del mañana y saben que no es menos terrible ni menos cotidiano que el ayer.


La Foule no es el Volk del romanticismo alemán, mas no por eso llega a la pobreza de ánimo de las masas individualizadas de nuestro tiempo; forma parte de una heterocronía que derramará su ectoplasma espectral en las décadas que le siguen: evidencia de un camino de pisadas fantasmas que va desde la mansión en la que quedan atrapados los protagonistas del “Ángel exterminador” de Luis Buñuel hacia el punto de congelación del Hotel Overlook de “El resplandor”.

No es ninguna coincidencia que tanto la escultura como la película de Stanley Kubrick vieran la luz en la década de 1980. El espectro de la Foule persigue a las masas individualizadas en la irreversibilidad de la llegada del mañana, el mañana que llegó sin causar asombro, ni decepción, a pesar de toda la expectativa que se tenía de su catastrófica venida, la imposibilidad de sentir apatía como un gesto de resignación y la indefensión ante una nueva apatía que encuentra su origen en la imposibilidad de hacer algo tan sencillo como resignarse. Al menos en la Foule se compartía ese tiempo apático de la espera, nosotros estamos juntos en la masa individualizada, juntos sin tiempo, ni espacio para compartir.

domingo, 23 de mayo de 2021

Mario Petrucci- Ukritye

 


En este post se presenta la traducción de un poema de Mario Petrucci (1958) , un galardonado poeta británico contemporáneo, su obra se caracteriza por reflexionar sobre la relación entre lo tecnológico, lo ecológico y lo humano. Su poesía enfrenta al espectador haciendo despliegue de escenas catastróficas que infunden el sentimiento de lo sublime; sin embargo, su poética del desastre no es solamente un espectáculo moralista sino un intento de recordarle al espectador la inmanencia de lo carnal en el ser humano.

 Sus versos, silenciosos como novias, poseen una temporalidad y plasticidad cinematográficas que permiten al lector sentir en carne propia los eventos descritos en el poema. Ukritye es radiográfico y radiactivo porque logra infundir discretamente el miedo de la escena a nivel del espectador y porque desnuda hasta nivel celular las emociones de los involucrados en las labores de contención de contaminantes en el incidente de Chernóbil ; coloca al ser humano en el papel que le corresponde en este tipo de situaciones, no solo como principal responsable de este tipo de catástrofes sino como víctima ineludible, mas no principal, de las mismas.


Ukritye

Traducción: Missi Alejandrina

Ukritye (El Refugio) es el cuarto reactor en el complejo del reactor de Chernobyl

 

Aun los robots se rehúsan. Bajan sus herramientas. Crispan

sus cabezas bloqueadas, tiritan en invisible clamor. Helicópteros

 

despegan lejos del desastre, atrapados en aquel cono ascendente

de tecnicidio –entonces huyen donde sea, vomitando diarrea de tripas negras.

 

Los bomberos no. En guantes negros de goma y botas de cuero

caminan erguidos, silenciosos como novias. Empeines empiezan

 

a derretirse. Suelas expandiéndose demasiado calientes para la sangre. Siguen cavando

el grafito que borra médula, espinazo, bolas–

 

esa transformación de su ADN al líquido vital purpura y negro.

Luego los soldados. Nerviosos como niños. Lo vuelven a hacer –

 

Erigen bloques con la mirada abierta del inocente, encastillan

bruscamente los restos con acero, los llenan con esa gris

 

cera de Concreto estatal. En camas sucias, en los sueños

de sus madres, ellos mezclan. Aun así, la Primavera sigue eligiendo

 

este bosque, donde ningún ciervo pasta y las raíces brotan ascendentes.

Las fisuras se abren en el cemento –la lluvia las encuentra. Crecen

 

exhalan esporas de veneno. El concreto y el plomo se hacen cargo

de una parte. El resto le corresponde a la carne.

 

Ukritye

(‘The Shelter’) is the fourth reactor of the Chernobyl complex.

 

Even the robots refuse. Down tools. Jerk up

their blocked heads, shiver in invisible hail. Helicopters

 

spin feet from disaster, caught in that upward cone

of technicide – then ditch elsewhere, spill black running guts.

 

Not the Firemen. In black rubber gloves and leather boots

they walk upright, silent as brides. Uppers begin

 

to melt. Soles grow too hot for blood. Still they shovel

the graphite that is erasing marrow, spine, balls-

 

that kick-starts their DNA to black and purple liquid life.

Then the Soldiers. Nervous as children. They re-make it –

 

Erect slabs with the wide stare of the innocent, crosshatch

the wreck roughly with steel, fill it in with that grey

 

crayon of state Concrete. In soiled beds, in the dreams

of their mothers, they liquefy. Yet Spring still chooses

 

this forest, where no deer graze and roots strike upwards.

Fissures open in the cement – rain finds them. They grow

 

puff spores of poison. Concrete and lead can only take

so much. What remains must be done by flesh.

 

La traducción de este poema apareció por primera vez en la página de Círculo de Poesía, bajo el nombre “Breve muestra de ecopoesía del mundo”

https://circulodepoesia.com/2018/06/breve-muestra-de-ecopoesia-del-mundo/

martes, 18 de mayo de 2021

Esbozo: Modalidades a distancia y valores



 



No cabe duda de que la escuela está estrechamente relacionada con adquirir conocimientos, actitudes y habilidades que nos permitan desempeñarnos en la sociedad y que además nos lleven a buscar plenitudes ciudadanas pues no nacemos con esta condición. 


Por ello, la escuela en estos tiempos, busca envolver todo lo que se enseña con el manto de los valores y el espacio escolar contribuye al ejercicio de razonarlos, pues estos son aprendidos/aprehendidos no sólo a partir de las conductas vistas, sino también, a partir del ejercicio de la razón para reconocer dónde se han postrado dado que los valores son parasitarios y requieren apoyarse sobre una relación u objeto para hacerse notorios.   


Hasta aquí no hay ninguna discrepancia, sin embargo, al tener en cuenta que los valores son alojados sobre un otro cabe preguntarse  cuál es el papel de la escuela a distancia en la formación de valores pues las interacciones son totalmente distintas a las que se forjan en la educación presencial. 


Para pensar la respuesta a la pregunta, primero hay que tener en cuenta que el acto de aprender se realiza a partir de las relaciones, aprendemos en cuanto tenemos otro que nos acompaña, otro que se muestra como un texto, es decir, aquello que puede ser leído incluso el cuerpo mismo es un texto, esto ya es sabido de sobra por lo que hay un vasto número de escritos sobre que el aprendizaje ocurre fuera de las aulas, entre pasillos, jardines y espacios escolares. 


Sin embargo, este acto de aprender en la educación a distancia ocurre, en el mejor de los casos, a través de plataformas, aplicaciones y la comunicación en línea por lo que  no hay un rostro que mirar y si es que miro uno, el primer contacto es la pantalla y no el gesto.


Aunado a lo anterior, cabe detenerse en marcar que los terrenos virtuales son un espacio descorporalizado, pues se rebasan los límites del cuerpo, por ejemplo, se puede estar y mirar cualquier parte del mundo. Pero hablar de corporalidad no sólo implica carne y extremidades, sino que está acompañado de las intuiciones, la vivencia y el afronte de las situaciones que se viven día a día en un contexto, y todo esto queda de lado cuando nos recreamos artificialmente en el espacio virtual para ser vistos.


Además de ello, se han generado otras formas de relacionarse y comunicarse, tanto en las formas que ocupamos para estar siendo en estos espacios, como en aquello que se hace, es decir, lo que comunico; como quiero ser visto, el discurso que puedo usar o la forma que puedo adoptar pues detrás de una pantalla no hay rostro ni mirada que enfrentar y cada usuario puede modificarse y configurar las cualidades que con las que desea ser visto.


La escuela entonces, al estar vinculada estrechamente con estas nuevas maneras de relacionarse y comunicarse debe de contribuir necesariamente,  a que los estudiantes sean conscientes de sus modos de actuar, permanezcan atentos ante los cambios y alteraciones que surgen en su interacción con el ciberespacio. Por lo tanto debe tomarse con seriedad el promover espacios para la convivencia, el debate y la argumentación. 


jueves, 6 de mayo de 2021

Alejandro Magno- El ethos de la amistad

 


Por: Jesús Kallinikos

Bajo las enseñanzas de quien mas tarde sería un reconocido sabio Alejandro aprendió conceptos que seguramente le sirvieron en la ética y en su gobierno . Estos conceptos lo acompañaron durante toda su vida y, por ejemplo, lo llevaron a saber cómo tratar a las polis griegas al otro lado del Egeo. Alejandro llevó al pie de la letra lo pensado por Aristóteles, una vez que salió de la zona de las polis griegas comenzó a actuar acorde a las formas y las situaciones particulares de cada pueblo con el que entraba en contacto.

Lo que se abordará con más detenimiento es lo concerniente con la Ética. Todos hablaron del Magno; sin embargo, todo tiene un comienzo y en este comienzo en particular existen muchos registros.

Alejandro nació en un pequeño reino al norte de Grecia donde, como alguna vez les recordó a sus hombres, “lo único que el pueblo poseía eran las ovejas con cuyas pieles se cubrían por falta de telas”. Una nación en la que nada de lo que pudieran poseer estaba seguro; no solamente sus fronteras eran atacadas por los barbaros ilirios y tracios, incluso solían atacar constantemente tierra adentro.

Los macedonios eran hombres rudos y a pesar de ello Filipo procuró hacer una isla de helenismo la capital: Pella. El acceso al poder por parte del padre de Alejandro estuvo lleno de sangre, como siempre lo fue el acceso al trono de Macedonia. Su madre y la familia de ella decían descender de un hijo de Aquiles, Neoptolomeo, que tomó por botín de guerra a la viuda de Héctor, llegando a las tierras de Epiro en la frontera oeste de Macedonia

Los primeros años de la vida de Alejandro estuvieron marcados por un acercamiento con Olimpia, su madre. Se cuenta que ella era una mujer de hermoso rostro, gran inteligencia y un extraño orgullo; a diferencia de Filipo, quien por cada campaña que emprendía no solo regresaba con la victoria militar, sino que retornaba con alguna nueva esposa, hija de algún reyezuelo, el orgullo de Olimpia le llevo a no tener alguna relación adúltera y de esta manera mostrarse como la única reina de Macedonia. Olimpia le dirá a Alejandro que su padre no era Filipo sino Zeus, la niñez de Alejandro estaría marcada por el amor obsesivo de la madre y la figura de un padre ausente. A la edad de siete años cuando para los griegos culminaba la infancia, padre y madre acordaron que el niño recibiera la ardua educación para un rey.

Esta  labor fue delegada a un preceptor llamado Leónidas quien le dio la primera educación; su enseñanza consistió en ejercicios marciales y un estricto régimen alimenticio, método que tanto Olimpia como Filipo aprobaron, que incluía la restricción a algunos alimentos ; el cual, con los años, repercutió en que Alejandro no pudiera alcanzar la media de la altura macedonia. No fue un hombre bajo o enano, dado que los diferentes historiadores o sus rivales políticos nunca consideraron importante hacer mención de este detalle, pero seguramente es un detalle que no pasó desapercibido. Lo cierto es que no llegó a alcanzar la altura de su padre ni la del promedio de los macedonios. Esta situación generó ciertas inseguridades en el joven Alejandro que, al crecer en una sociedad con un enfoque guerrero como la macedonia, se acentuaron aún más por la declarada enemistad entre sus padres, quienes en cierta medida rivalizaron por tener al hijo bajo su órbita.

 De Olimpia se sabe que era más cercana a los impulsos y las pasiones arrebatadas, tenía una inclinación por rituales que escandalizaban a los propios macedonios, rituales considerandos arcaicos por la sociedad macedonia, a pesar de ello, Olimpia procuró que Alejandro fuera más refinado que el padre. Filipo en cambio vio en su hijo a un soldado y probablemente al heredero al trono por lo que veía con malos ojos los refinamientos de la madre. Ambos tenían un gran cariño y esperanza en su hijo, pese a la dureza con la que lo criaban, pero la disputa entre ambos generó una cierta lejanía e incomprensión en él, fue en cambio en la amistad donde encontró un pilar.

 Alejandro creció con la Ilíada (se dice que recibió una Ilíada del propio Aristóteles y que la mantuvo consigo durante toda la campaña en Asia) como un libro de historia que establecía un precedente de una cultura compartida con las polis helenas y como una obra que moldeó la idea del héroe. De entre los personajes de la Ilíada, Aquiles era tenido en gran consideración por el futuro conquistador: como un ilustre antepasado en paralelo a sus supuestos lazos con las estirpes troyanas Aquiles fue un modelo para él, mas se puede decir que la diferencia entre el ethos de Aquiles y Alejandro reside en la huella que la educación propinada por Aristóteles dejo en el joven macedonio. El macedonio no tuvo los famosos impulsos del mirmidón, en nada se le pareció en las rabietas, nunca hubiera imitado aquella conducta que mantuvo a un emberrinchado Aquiles en su tienda mientras sus amigos luchaban y caían frente a los soldados de Héctor. Es bastante seguro que durante el periodo que paso con Aristóteles fue donde Alejandro aprendió los grandes principios de la ética dada por su maestro, la idea del hombre de alma grande. 

Para Aristóteles la amistad contiene una cierta propiedad moral y aunque el término amistad posea diversos significados y diversas formas: para algunos la amistad surge entre semejantes, mientras que para otros son los contrarios los que se atraen, hay algo en la amistad que hace que esta sea la única capaz de igualar a los hombresEs en los amigos donde el hombre poderoso encuentra la seguridad de que sus bienes serán no solo mejor preservados, sino que incluso crecerán; de igual forma es en la pobreza o en las más terribles de las desgracias donde los amigos se convierten en el único refugio. Alejandro consideró a la amistad como el mayor tesoro que poseía y nunca dejó a sus amigos pelear batallas sin él, ni dudo en arriesgar su propia vida cuando sus amigos se encontraban al borde del desastre.


Terminada la época de estudio con Aristóteles, que duró alrededor de cuatro años, Filipo pidió que su hijo y los jóvenes nobles, entre los que se encontraban amigos de su hijo, regresarán a la capital para ocuparse de los asuntos reales en su ausencia mientras combatía a los tracios. Alejandro ocupó el cargo de regente durante este periodo; más tarde padre e hijo estuvieron juntos en campaña contra tracios, atenienses y tebanos. La lejanía de la madre mejoró bastante la relación con el padre al grado de permitir tiempo más tarde a Alejandro acudir a la próxima boda de su padre. En relación con la boda del padre, Alejandro se exiliaría de la corte cuando el padre de la novia  un general macedonio de nombre Átalo, quien por cierto tendría bajo sus órdenes la avanzada macedonia en Anatolia, pidiera brindar  para que el rey tuviera un heredero legítimo; algo que al instante  irritó a Alejandro, pues mostró que para el nuevo suegro de Filipo tanto Alejandro como Olimpia solo eran unos epirotas.

Se cuenta que Alejandro se levantó  y lanzó la copa de vino hacía Átalo gritando y preguntó: ¿entonces soy un bastardo? Átalo, ebrio o calculadoramente “ofendido”, logró que Filipo intercambiara palabras con Alejandro, no se tiene registro de lo que se dijeron, tal vez fue el remate magistral del propio Alejandro lo que hizo que se olvidaran las palabras que se intercambiaron; solo queda imaginarlas; Filipo estuvo a nada de desenvainar su espada para terminar cayendo al intentar dar un paso adelante, debido en parte a una vieja herida y el vino bebido, ahí fue donde el hijo, mirando a los invitados, señaló hacía donde estaba Filipo y dijo: “Mirad a quien pretende cruzar de Europa a Asia y es incapaz de cruzar de una mesa a otra”

En esta ocasión se probó la amistad del círculo de amigos de Alejandro. Fueron ellos quienes proporcionaron la escolta que acompañó a madre e hijo en su huida, esa misma noche, hacía el reino de su tío en Epiro, al cual, por cierto, debía su trono a Filipo. Llegados a Epiro, dejó a su madre y por alguna extraña razón emprendió una huida hacia Iliria; terreno en el cual, durante el periodo posterior a estudiar con Aristóteles, Alejandro combatió a los ilirios y los venció.