domingo, 23 de mayo de 2021

Mario Petrucci- Ukritye

 


En este post se presenta la traducción de un poema de Mario Petrucci (1958) , un galardonado poeta británico contemporáneo, su obra se caracteriza por reflexionar sobre la relación entre lo tecnológico, lo ecológico y lo humano. Su poesía enfrenta al espectador haciendo despliegue de escenas catastróficas que infunden el sentimiento de lo sublime; sin embargo, su poética del desastre no es solamente un espectáculo moralista sino un intento de recordarle al espectador la inmanencia de lo carnal en el ser humano.

 Sus versos, silenciosos como novias, poseen una temporalidad y plasticidad cinematográficas que permiten al lector sentir en carne propia los eventos descritos en el poema. Ukritye es radiográfico y radiactivo porque logra infundir discretamente el miedo de la escena a nivel del espectador y porque desnuda hasta nivel celular las emociones de los involucrados en las labores de contención de contaminantes en el incidente de Chernóbil ; coloca al ser humano en el papel que le corresponde en este tipo de situaciones, no solo como principal responsable de este tipo de catástrofes sino como víctima ineludible, mas no principal, de las mismas.


Ukritye

Traducción: Missi Alejandrina

Ukritye (El Refugio) es el cuarto reactor en el complejo del reactor de Chernobyl

 

Aun los robots se rehúsan. Bajan sus herramientas. Crispan

sus cabezas bloqueadas, tiritan en invisible clamor. Helicópteros

 

despegan lejos del desastre, atrapados en aquel cono ascendente

de tecnicidio –entonces huyen donde sea, vomitando diarrea de tripas negras.

 

Los bomberos no. En guantes negros de goma y botas de cuero

caminan erguidos, silenciosos como novias. Empeines empiezan

 

a derretirse. Suelas expandiéndose demasiado calientes para la sangre. Siguen cavando

el grafito que borra médula, espinazo, bolas–

 

esa transformación de su ADN al líquido vital purpura y negro.

Luego los soldados. Nerviosos como niños. Lo vuelven a hacer –

 

Erigen bloques con la mirada abierta del inocente, encastillan

bruscamente los restos con acero, los llenan con esa gris

 

cera de Concreto estatal. En camas sucias, en los sueños

de sus madres, ellos mezclan. Aun así, la Primavera sigue eligiendo

 

este bosque, donde ningún ciervo pasta y las raíces brotan ascendentes.

Las fisuras se abren en el cemento –la lluvia las encuentra. Crecen

 

exhalan esporas de veneno. El concreto y el plomo se hacen cargo

de una parte. El resto le corresponde a la carne.

 

Ukritye

(‘The Shelter’) is the fourth reactor of the Chernobyl complex.

 

Even the robots refuse. Down tools. Jerk up

their blocked heads, shiver in invisible hail. Helicopters

 

spin feet from disaster, caught in that upward cone

of technicide – then ditch elsewhere, spill black running guts.

 

Not the Firemen. In black rubber gloves and leather boots

they walk upright, silent as brides. Uppers begin

 

to melt. Soles grow too hot for blood. Still they shovel

the graphite that is erasing marrow, spine, balls-

 

that kick-starts their DNA to black and purple liquid life.

Then the Soldiers. Nervous as children. They re-make it –

 

Erect slabs with the wide stare of the innocent, crosshatch

the wreck roughly with steel, fill it in with that grey

 

crayon of state Concrete. In soiled beds, in the dreams

of their mothers, they liquefy. Yet Spring still chooses

 

this forest, where no deer graze and roots strike upwards.

Fissures open in the cement – rain finds them. They grow

 

puff spores of poison. Concrete and lead can only take

so much. What remains must be done by flesh.

 

La traducción de este poema apareció por primera vez en la página de Círculo de Poesía, bajo el nombre “Breve muestra de ecopoesía del mundo”

https://circulodepoesia.com/2018/06/breve-muestra-de-ecopoesia-del-mundo/

martes, 18 de mayo de 2021

Esbozo: Modalidades a distancia y valores



 



No cabe duda de que la escuela está estrechamente relacionada con adquirir conocimientos, actitudes y habilidades que nos permitan desempeñarnos en la sociedad y que además nos lleven a buscar plenitudes ciudadanas pues no nacemos con esta condición. 


Por ello, la escuela en estos tiempos, busca envolver todo lo que se enseña con el manto de los valores y el espacio escolar contribuye al ejercicio de razonarlos, pues estos son aprendidos/aprehendidos no sólo a partir de las conductas vistas, sino también, a partir del ejercicio de la razón para reconocer dónde se han postrado dado que los valores son parasitarios y requieren apoyarse sobre una relación u objeto para hacerse notorios.   


Hasta aquí no hay ninguna discrepancia, sin embargo, al tener en cuenta que los valores son alojados sobre un otro cabe preguntarse  cuál es el papel de la escuela a distancia en la formación de valores pues las interacciones son totalmente distintas a las que se forjan en la educación presencial. 


Para pensar la respuesta a la pregunta, primero hay que tener en cuenta que el acto de aprender se realiza a partir de las relaciones, aprendemos en cuanto tenemos otro que nos acompaña, otro que se muestra como un texto, es decir, aquello que puede ser leído incluso el cuerpo mismo es un texto, esto ya es sabido de sobra por lo que hay un vasto número de escritos sobre que el aprendizaje ocurre fuera de las aulas, entre pasillos, jardines y espacios escolares. 


Sin embargo, este acto de aprender en la educación a distancia ocurre, en el mejor de los casos, a través de plataformas, aplicaciones y la comunicación en línea por lo que  no hay un rostro que mirar y si es que miro uno, el primer contacto es la pantalla y no el gesto.


Aunado a lo anterior, cabe detenerse en marcar que los terrenos virtuales son un espacio descorporalizado, pues se rebasan los límites del cuerpo, por ejemplo, se puede estar y mirar cualquier parte del mundo. Pero hablar de corporalidad no sólo implica carne y extremidades, sino que está acompañado de las intuiciones, la vivencia y el afronte de las situaciones que se viven día a día en un contexto, y todo esto queda de lado cuando nos recreamos artificialmente en el espacio virtual para ser vistos.


Además de ello, se han generado otras formas de relacionarse y comunicarse, tanto en las formas que ocupamos para estar siendo en estos espacios, como en aquello que se hace, es decir, lo que comunico; como quiero ser visto, el discurso que puedo usar o la forma que puedo adoptar pues detrás de una pantalla no hay rostro ni mirada que enfrentar y cada usuario puede modificarse y configurar las cualidades que con las que desea ser visto.


La escuela entonces, al estar vinculada estrechamente con estas nuevas maneras de relacionarse y comunicarse debe de contribuir necesariamente,  a que los estudiantes sean conscientes de sus modos de actuar, permanezcan atentos ante los cambios y alteraciones que surgen en su interacción con el ciberespacio. Por lo tanto debe tomarse con seriedad el promover espacios para la convivencia, el debate y la argumentación. 


jueves, 6 de mayo de 2021

Alejandro Magno- El ethos de la amistad

 


Por: Jesús Kallinikos

Bajo las enseñanzas de quien mas tarde sería un reconocido sabio Alejandro aprendió conceptos que seguramente le sirvieron en la ética y en su gobierno . Estos conceptos lo acompañaron durante toda su vida y, por ejemplo, lo llevaron a saber cómo tratar a las polis griegas al otro lado del Egeo. Alejandro llevó al pie de la letra lo pensado por Aristóteles, una vez que salió de la zona de las polis griegas comenzó a actuar acorde a las formas y las situaciones particulares de cada pueblo con el que entraba en contacto.

Lo que se abordará con más detenimiento es lo concerniente con la Ética. Todos hablaron del Magno; sin embargo, todo tiene un comienzo y en este comienzo en particular existen muchos registros.

Alejandro nació en un pequeño reino al norte de Grecia donde, como alguna vez les recordó a sus hombres, “lo único que el pueblo poseía eran las ovejas con cuyas pieles se cubrían por falta de telas”. Una nación en la que nada de lo que pudieran poseer estaba seguro; no solamente sus fronteras eran atacadas por los barbaros ilirios y tracios, incluso solían atacar constantemente tierra adentro.

Los macedonios eran hombres rudos y a pesar de ello Filipo procuró hacer una isla de helenismo la capital: Pella. El acceso al poder por parte del padre de Alejandro estuvo lleno de sangre, como siempre lo fue el acceso al trono de Macedonia. Su madre y la familia de ella decían descender de un hijo de Aquiles, Neoptolomeo, que tomó por botín de guerra a la viuda de Héctor, llegando a las tierras de Epiro en la frontera oeste de Macedonia

Los primeros años de la vida de Alejandro estuvieron marcados por un acercamiento con Olimpia, su madre. Se cuenta que ella era una mujer de hermoso rostro, gran inteligencia y un extraño orgullo; a diferencia de Filipo, quien por cada campaña que emprendía no solo regresaba con la victoria militar, sino que retornaba con alguna nueva esposa, hija de algún reyezuelo, el orgullo de Olimpia le llevo a no tener alguna relación adúltera y de esta manera mostrarse como la única reina de Macedonia. Olimpia le dirá a Alejandro que su padre no era Filipo sino Zeus, la niñez de Alejandro estaría marcada por el amor obsesivo de la madre y la figura de un padre ausente. A la edad de siete años cuando para los griegos culminaba la infancia, padre y madre acordaron que el niño recibiera la ardua educación para un rey.

Esta  labor fue delegada a un preceptor llamado Leónidas quien le dio la primera educación; su enseñanza consistió en ejercicios marciales y un estricto régimen alimenticio, método que tanto Olimpia como Filipo aprobaron, que incluía la restricción a algunos alimentos ; el cual, con los años, repercutió en que Alejandro no pudiera alcanzar la media de la altura macedonia. No fue un hombre bajo o enano, dado que los diferentes historiadores o sus rivales políticos nunca consideraron importante hacer mención de este detalle, pero seguramente es un detalle que no pasó desapercibido. Lo cierto es que no llegó a alcanzar la altura de su padre ni la del promedio de los macedonios. Esta situación generó ciertas inseguridades en el joven Alejandro que, al crecer en una sociedad con un enfoque guerrero como la macedonia, se acentuaron aún más por la declarada enemistad entre sus padres, quienes en cierta medida rivalizaron por tener al hijo bajo su órbita.

 De Olimpia se sabe que era más cercana a los impulsos y las pasiones arrebatadas, tenía una inclinación por rituales que escandalizaban a los propios macedonios, rituales considerandos arcaicos por la sociedad macedonia, a pesar de ello, Olimpia procuró que Alejandro fuera más refinado que el padre. Filipo en cambio vio en su hijo a un soldado y probablemente al heredero al trono por lo que veía con malos ojos los refinamientos de la madre. Ambos tenían un gran cariño y esperanza en su hijo, pese a la dureza con la que lo criaban, pero la disputa entre ambos generó una cierta lejanía e incomprensión en él, fue en cambio en la amistad donde encontró un pilar.

 Alejandro creció con la Ilíada (se dice que recibió una Ilíada del propio Aristóteles y que la mantuvo consigo durante toda la campaña en Asia) como un libro de historia que establecía un precedente de una cultura compartida con las polis helenas y como una obra que moldeó la idea del héroe. De entre los personajes de la Ilíada, Aquiles era tenido en gran consideración por el futuro conquistador: como un ilustre antepasado en paralelo a sus supuestos lazos con las estirpes troyanas Aquiles fue un modelo para él, mas se puede decir que la diferencia entre el ethos de Aquiles y Alejandro reside en la huella que la educación propinada por Aristóteles dejo en el joven macedonio. El macedonio no tuvo los famosos impulsos del mirmidón, en nada se le pareció en las rabietas, nunca hubiera imitado aquella conducta que mantuvo a un emberrinchado Aquiles en su tienda mientras sus amigos luchaban y caían frente a los soldados de Héctor. Es bastante seguro que durante el periodo que paso con Aristóteles fue donde Alejandro aprendió los grandes principios de la ética dada por su maestro, la idea del hombre de alma grande. 

Para Aristóteles la amistad contiene una cierta propiedad moral y aunque el término amistad posea diversos significados y diversas formas: para algunos la amistad surge entre semejantes, mientras que para otros son los contrarios los que se atraen, hay algo en la amistad que hace que esta sea la única capaz de igualar a los hombresEs en los amigos donde el hombre poderoso encuentra la seguridad de que sus bienes serán no solo mejor preservados, sino que incluso crecerán; de igual forma es en la pobreza o en las más terribles de las desgracias donde los amigos se convierten en el único refugio. Alejandro consideró a la amistad como el mayor tesoro que poseía y nunca dejó a sus amigos pelear batallas sin él, ni dudo en arriesgar su propia vida cuando sus amigos se encontraban al borde del desastre.


Terminada la época de estudio con Aristóteles, que duró alrededor de cuatro años, Filipo pidió que su hijo y los jóvenes nobles, entre los que se encontraban amigos de su hijo, regresarán a la capital para ocuparse de los asuntos reales en su ausencia mientras combatía a los tracios. Alejandro ocupó el cargo de regente durante este periodo; más tarde padre e hijo estuvieron juntos en campaña contra tracios, atenienses y tebanos. La lejanía de la madre mejoró bastante la relación con el padre al grado de permitir tiempo más tarde a Alejandro acudir a la próxima boda de su padre. En relación con la boda del padre, Alejandro se exiliaría de la corte cuando el padre de la novia  un general macedonio de nombre Átalo, quien por cierto tendría bajo sus órdenes la avanzada macedonia en Anatolia, pidiera brindar  para que el rey tuviera un heredero legítimo; algo que al instante  irritó a Alejandro, pues mostró que para el nuevo suegro de Filipo tanto Alejandro como Olimpia solo eran unos epirotas.

Se cuenta que Alejandro se levantó  y lanzó la copa de vino hacía Átalo gritando y preguntó: ¿entonces soy un bastardo? Átalo, ebrio o calculadoramente “ofendido”, logró que Filipo intercambiara palabras con Alejandro, no se tiene registro de lo que se dijeron, tal vez fue el remate magistral del propio Alejandro lo que hizo que se olvidaran las palabras que se intercambiaron; solo queda imaginarlas; Filipo estuvo a nada de desenvainar su espada para terminar cayendo al intentar dar un paso adelante, debido en parte a una vieja herida y el vino bebido, ahí fue donde el hijo, mirando a los invitados, señaló hacía donde estaba Filipo y dijo: “Mirad a quien pretende cruzar de Europa a Asia y es incapaz de cruzar de una mesa a otra”

En esta ocasión se probó la amistad del círculo de amigos de Alejandro. Fueron ellos quienes proporcionaron la escolta que acompañó a madre e hijo en su huida, esa misma noche, hacía el reino de su tío en Epiro, al cual, por cierto, debía su trono a Filipo. Llegados a Epiro, dejó a su madre y por alguna extraña razón emprendió una huida hacia Iliria; terreno en el cual, durante el periodo posterior a estudiar con Aristóteles, Alejandro combatió a los ilirios y los venció.



lunes, 3 de mayo de 2021

Reinterpretaciones atmosféricas- La paradoja del arte pop en Puebla



Quizás ha llegado el tiempo de plantear que el arte pop se ha vuelto inevitable, un “quizá” que se pronuncia fuera de la incertidumbre, cerca del intento de la negación. Del arte pop es necesario aclarar que no es tan importante su fundación histórica o geográfica como sí lo es su fundación como respuesta frente a la exagerada metafísica del expresionismo abstracto y la necedad de la ingenuidad figurativa. El arte pop viene a representar la imposibilidad de evasión de lo contemporáneo de una forma radical. Después de los idealismos mal envejecidos y su propuesta de la unión entre vida y arte por medio de una comprensión espiritual del tiempo, el arte pop llegó a sentenciar la ambición de una sublimación absoluta, a no dejar de insistir que entender el tiempo es entender el momento y que no es posible entender el momento, ser contemporáneo, sin lo factico, sin la materialidad, pero, sobre todas las cosas, sin lo vulgar.

Un aspecto que llama la atención a la hora de hablar del arte pop en Puebla es su carácter paradójico, sus ansias de entrar de lleno en la cultura global y la permanencia de lo subjetivo que ser resiste a lo impersonal del aspecto industrial propio de esta corriente artística.

El arte pop en Puebla no pierde el corazón frente al escándalo y lo escatológico como lo hace en los grandes epicentros del arte contemporáneo; una característica que desde el exterior puede parecer síntoma de no estar a la altura de los tiempos pero que logra aportar un matiz refrescante, y en muchos casos necesario, a una estética que se aleja con desprecio del espectador sin ninguna consideración. Para ilustrar lo peculiar que puede llegar a ser la relación entre el arte pop y la ciudad de Puebla en esta nota se comentará la obra de tres artistas participantes del catálogo “Arte actual en Puebla 2017-2020”: Conejo Muerto, Frida García y Elmer Sosa.



En “Room”, obra en la que Conejo Muerto interviene una fotografía de Xavier Velasco, se logra la coincidencia hasta el punto de colisión de lo tierno con lo macabro, algo que logra de un modo alternativo al contraste y la comparación. Conejo Muerto recurre a la creación de amalgamas que disuelven las diferencias entre estas dos categorías, esto es algo perceptible en la caracterización del conejo, criatura usualmente asociada con lo adorable, por medio de aspectos ásperos como su ropa, su estatura y su rostro óseo, pero también es algo que se puede observar en detalles más sutiles como la utilización de un tono rosa agresivo a la par que brillante en el mobiliario de esta escena. Recupera una atmósfera con reminiscencias a la estética de los videoclips musicales de principios de la década del 2000 que recuerda a bandas como Gorillaz y, más allá de lo visual, recupera el sentimiento de aquel momento: la naturalización de lo urbano como ecosistema humano, con todo lo que ello implica, la vuelta del humano a lo feral, un salvajismo que sobrevive y florece en las ruinas de los sueños higiénicos de la modernidad.


Una de las obras más interesantes, dentro del conjunto de obras que se han abarcado en estas notas es: “El gran ramen de Kanagawa”; obra de bordado hecho a mano que reinterpreta las bases del arte pop y las contrargumenta de una manera solida sin tener que desgastarse tanto en dar un largo discurso textual.

Gran parte de la fuerza de esta obra reside en su manufactura, cuando se piensa en el arte pop es necesario no solo pensar en cierto factor “democratizante” de los contenidos culturales; tambien se requiere reflexionar sobre el precio mediante el cual se obtiene dicha democratización: la deshumanización del espectador mediante la reducción del discurso artístico a sus aspectos más simples y patéticos; la utilización del bordado a mano resulta relevante como respuesta ante esta inclinación del arte pop  porque expresa lo cotidiano a partir de un lenguaje diferente a la retórica de las masas, sugiere por medio de la seducción tímida, un rasgo propio propias de la estética Ukiyo-e, un mundo flotante en el que los sentidos no se estimulan de forma burda, sino que se deleitan en el detenimiento de lo sensual.

La materialidad de lo textil permite enfocar la atención no solo en la composición o el color de la imagen, que son por cuenta propia bien utilizados a pesar del reducido espacio en el que se desenvuelven, también en la diversidad de texturas presentes en la ola y en los ingredientes dentro del tazón. Esta obra transmite una sensación de humildad, un rasgo que la distancia del tono imponente presente en la obra de Hokusai a la cual alude; Frida García opta por la vía de lo ameno y logra sobreponerse a la perdida de significado a la que toda reinterpretación es vulnerable a partir de una original adaptación a nuestros tiempos de la imagen que representa.


“Covid World” es una reinterpretación de una de las pinturas estadounidenses más icónicas del siglo pasado: “ Christina’s World” de Andrew Wyeth. Para entender bien el mensaje de la ilustración de Elmer Sosa hay que recordar las circunstancias que dieron a la pintura a la que se referencia su peso metafórico: 

En el cuadro original la protagonista es una mujer que sufría problemas musculares degenerativos, una condición que para ella significaría vivir sin poder caminar, y que además se reusaba a usar silla de ruedas; la mujer representada en esta imagen solía arrastrarse para desplazarse por lo que gran parte de la tensión de su figura en la imagen esta cimentada en una discapacidad real, en el dramatismo inherente del cuerpo discapacitado. Lo que resulta más emocionante de esta pintura es que no es necesario saber todo esto para que  impacte al espectador; el espacio desplegado por medio de las grandes distancias entre los elementos que participan de la imagen y el suspenso de la insinuación, la sensación de que hay algo que no esta bien sin tener un signo claro de peligro o amenaza, permiten sumergir la mirada en una atmosfera de abandono metafísico sin ninguna precaución.



Una vez dicho esto, hay algo que genera un sentimiento de ambivalencia en la recuperación que Elmer Sosa hace de esta obra maestra. En primera instancia hay que reconocer el trabajo de adaptación de esta imagen a la ilustración con color digital y tinta, técnicamente esta bien realizada puesto que no se siente como un simple calco forzado de la imagen a otra técnica y/o soporte sino que logra que se sienta natural con los rasgos de la ilustración como puede ser los contornos de línea gruesa. La adaptación técnica en ese aspecto resulta orgánica y revela un esfuerzo formidable para darle un nuevo matiz emocional a la imagen original, lo negro de la tinta crea un sentimiento de claustrofobia más opresivo pues cierra el espacio al oscurecerlo; no obstante, la utilización de la partícula de COVID magnificada en el horizonte quita demasiada sutileza y complejidad al lenguaje metafórico original ya que hace demasiado evidente el mensaje, no deja demasiado lugar a la interpretación. En términos generales se puede decir que el mensaje es efectivo, pero, al mismo tiempo, esa es su gran desventaja, se pierde demasiado el vértigo de tener que interpretar la imagen, entrega demasiado fácil su catastrofismo. Parte de esta perdida de complejidad viene en parte de lo reciente que resulta la contingencia sanitaria aún y forma parte de uno de los problemas más acuciantes de la cultura y el arte pop: su gran hambre de relevancia y novedad; un problema que no solo se ha sufrido en la pintura, de la misma manera se ha dejado ver en otras áreas como la filosofía o la política, una situación que regresa a lo preocupante del “quizá” al principio de este texto, pequeñas grietas desde las cuales el espectador es mirado por el realismo capitalista .